Ubicado en el Centro Histórico de la Ciudad de México, considerado el más importante en la manifestación de las artes en México. Inaugurado bajo el nombre de Museo de Artes Plásticas, el 29 de noviembre de 1934.
Su construcción data del final de mandato del Porfirio Díaz, con motivo de la celebración del centenario del inicio de la Independencia de México. El diseño fue encomendado al arquitecto italiano Adamo Boari, quien diseñó un edificio ecléctico mezclando los estilos Art nouveau y Art Decó.
La construcción se planeó por 4 años, pero duró 30, iniciando en 1904 y siendo La Revolución la causa de su interrupción. La crisis social y económica del país durante La Revolución orillo a Boari a regresar a su país.
La construcción se retoma en 1930, bajo la presidencia de Abelardo L. Rodríguez, por el arquitecto Federico Mariscal, alumno de Boari. Para entonces tomó el nombre de Palacio de Bellas Artes, siendo el primer recinto cultural dedicado a exhibir objetos artísticos.
Con una altura de 53 metros hasta el espiral y 42,5 m hasta el techo. Cuenta con 4 pisos y un estacionamiento subterráneo. Está asentado sobre arcilla llamada montmorillonita lo que provoca un continuo hundimiento del palacio.
Como dato curioso el hundimiento del suelo comenzó a manifestarse en 1907 y para 1921 ya se había hundido más de 1.80 metros, hasta la fecha se puede apreciar este fenómeno, pues el palacio se encuentra varios metros por debajo del nivel de la calle.
La fachada principal, que da a la Avenida Juárez, está hecha de mármol de Carrara. En el interior del portal hay esculturas del italiano Leonardo Bistolfi, que representan la “Armonía”, rodeada de “Dolor”, “Felicidad”, “Paz” y “Amor”.
La otra parte de la fachada contiene querubines y esculturas que representan la música y la inspiración. En el frente de la plaza del edificio, hay cuatro esculturas de Pegaso que fueron hechas por el catalán Agustín Querol, y que anteriormente habían estado en el Zócalo.
El techo que cubre el centro del edificio está hecho de cristal diseñado por el húngaro Géza Maróti y representa las musas con Apolo.
Un dato muy peculiar del Palacio de Bellas Artes es que en él se encuentra el gran telón antifuego, único en el mundo dentro de un teatro de ópera con la imagen de los volcanes mexicanos, el Popocatépetl e Iztaccíhuatl.
Su peso es de 24 toneladas. Este telón fue encargado a la Casa Tiffany de Nueva York a modo de un enorme rompecabezas. En 1987 el Palacio fue declarado por la UNESCO patrimonio de la humanidad.
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