Ubicada a la orillas de la Selva Lacandona, en Chiapas, cuenta con 75 metros de altura y una antigüedad aproximada de 1,700 años perteneciente a la cultura maya.
Cuenta con siete plataformas elevadas y estables, de tipo piramidal sobre las que se levantaron los templos y palacios de la ciudad, quedando constituido el núcleo urbano principal de la ciudad, a modo de acrópolis (parte más alta de una ciudad).
Toniná se construyó en un área geográfica que no es afectada por los huracanes que azotan la región. Por otra parte, se edificó a semejanza de las montañas sagradas, pensada para honrar y reverenciar a las deidades celestes: el Sol, la Luna, Venus y la Tierra.
Aquí se han descubierto más de 300 textos jeroglíficos; algunos de ellos hacen referencia a los gobernantes del lugar.
El nombre con el que actualmente se conoce a la ciudad, Toniná, procede de una palabra en el Idioma tzeltal, que en español significa, “La casa de piedra” o “El lugar donde se levantan esculturas en piedra”.
Sin embargo, según los textos del Clásico Maya el nombre original era Po o Popo. Dado que los sonidos dobles a menudo se abrevian en textos jeroglíficos, Popo puede representar el nombre original de la ciudad.
Actualmente el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) descubrió que Toniná es mucho más extensa de lo que se piensa, ya que incluso debajo de la maleza se ha encontrado una pirámide de dimensiones impresionantes. Lo que la hace no solo la pirámide más grande de México sino la más grande del continente Americano.
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